Don Delillo ‘Zero K’
La editorial donostiarra Meettok, dedicada a la publicación de literatura en castellano y en euskera, tradujo en esta última lengua la última novela de Don De Lillo, uno de los grandes de la literatura norteamericana, autor de una personal obra siempre atenta a lo cotidiano, a la crítica de la contemporaneidad: uno de esos autores que, estando todavía en vida, puede disfrutar del estatus de clásico contemporáneo. Como en el caso de ‘Cero K’, traducida por Aritz Gorrotxategi, donde Delillo indaga en la muerte, como en otras ocasiones, y en su relación con la vida y la tecnología. Como dice en la novela, “la tecnología se ha vuelto una fuerza de la naturaleza. No la podemos controlar. Recorre el planeta como una tormenta y no tenemos donde escondernos de ella.”
En efecto, el tema central de Cero K es la muerte, pero no la muerte individual, ese acontecimiento íntimo y cotidiano que, en realidad, forma parte de nuestra vida, sino otra muerte más abstracta, más grande, más terrorífica. Más que muerte, podríamos llamarla el Reino de la Muerte. Es un lugar de espanto y de aburrimiento, y también es un lugar un poco ridículo.
En ‘Zero K’, el Reino de la Muerte es un complejo secreto y semisubterráneo en Kazajistán (el país interior –es decir, sin litoral– más grande del mundo y, además, junto con Liechtenstein, el único país sin litoral que limita exclusivamente con países sin litoral). Hasta allí viaja el narrador, Jeff Lockhart, para acompañar a su padre, el billonario Ross Lockhart, cuya segunda mujer, Artis, está muy gravemente enferma. En ese complejo, financiado por una red mundial de millonarios y de agencias gubernamentales y dirigido por una iniciativa científico-religiosa llamada la Convergencia, se llevan a cabo crionizaciones de seres humanos y se desarrolla la tecnología necesaria para que, en un futuro, esas crionizaciones sean reversibles. «La vida eterna pertenece a aquellos que poseen asombrosas riquezas», dice un personaje. La Convergencia promete, a los potentados que se someten al proceso, inmortalidad literal –es decir, física, terrenal, lograda por medio de nanorrobots y cosas por el estilo– y el despertar de una nueva conciencia. Artis está a punto de someterse al proceso.
Comienza así un inquietante relato sobre el eterno deseo de vencer a la muerte.
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