Manuel Vilas, ‘Ordesa’
Al poco de publicarse esta novela del escritor aragonés, Juan José Millás le dedicó su columna de los viernes en la última página de El País: “Hay libros salvajes, como la lubina del Cantábrico, pura plata brillando al sol que te duele cuando la pescas. Libros que lees boqueando, como si acabaran de sacarte de la atmósfera, o que te arrastran a las profundidades del océano. Libros como Ordesa, de Manuel Vilas, al que Dios confunda por rompernos el alma”, señalaba el veterano escritor en un acto de reconocimiento memorable en un gremio tan habituado a las puñaladas traperas. E iguales fueron las alabanzas de muchos de los colegas de Manuel Vilas.
En efecto, ‘Ordesa’ es un artificio literario de impecable construcción, elaborado a partir de la muerte de los padres (y también de los tíos) del autor, pero que trasciende el puro memorialismo para afrontar un ajuste de cuentas con la vida de la España de los últimos 50 años. Escrito tras esos fallecimientos y una crisis personal del autor que le lleva al abismo del alcohol, tras su divorcio, lo que se presenta como un diario terapéutico terminará en una novela, tras múltiples correcciones, en los que afronta con ironía y desgarro, acidez y memoria la vida con sus padres y la figura de estos. ’Ordesa’ es una crónica íntima de la España de las últimas décadas, pero también un relato sobre todo aquello que recuerda la vulnerabilidad del ser humano, sobre la necesidad de seguir adelante cuando nada parece hacerlo posible, cuando casi todos los lazos que conforman la vinculación para con los demás han desaparecido o se han roto. Y, sí, se sobrevive.
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