La sobreprotección y cómo evitarla
En algún momento, y ante determinadas situaciones, cualquiera puede proteger en exceso a sus hijos; esto, en cierta medida, es algo inherente a la paternidad. El problema surge cuando esta conducta sobreprotectora se convierte en la forma predominante de educar. Y, curiosamente, cada vez existen más familias que eligen este estilo educativo, dando lugar a nuevos modelos de padres como las llamadas mamás agendas o los padres helicóptero, entre otros.
Causas de la sobreprotección
Tenemos menos tiempo para estar con nuestros hijos pero, en cambio, cada vez les protegemos más. En este sentido, los expertos apuntan que, a veces, la sobreprotección quiere suplir nuestra falta de tiempo o minimizar cierto grado de culpabilidad; y en otras ocasiones, esa falta de tiempo nos hace más inseguros y como consecuencia más sobreprotectores.
En algunos casos, la sobreprotección es resultado de una enfermedad. A los niños con ciertas necesidades médicas se les ve más indefensos y es probable que requieran mayor atención, pero también es importante que desarrollen su autonomía por lo que esto no debe ser excusa para protegerles en exceso ante cualquier circunstancia. Otras veces, los padres no tuvieron la suerte de tener el cariño que necesitaban y quieren evitar que sus hijos pasen por ello. O, por el contrario, han sido educados en ese estilo de sobreprotección y se limitan a transmitir la educación que recibieron.
Este suele ser también el caso de hijos únicos, padres de edades avanzadas o familias con hijos adoptivos.
Sea cual sea la razón, la mayoría de estas familias no son conscientes de estar aplicando este estilo
educativo. Desde luego, se esfuerzan al máximo por que sus hijos sean felices, pero les preocupan tanto situaciones como que no pasen hambre, sed, que no se hagan daño, que lleven sus deberes hechos, que no tengan problemas con sus amigos o que no les riñan en clase, por ejemplo, que hacen lo imposible para que no lleguen a pasar por ello. Y facilitarles tanto la vida no es el mejor modo de formarles y ayudarles a crecer como personas.
Consecuencias de la sobreprotección
El principal resultado de la sobreprotección es la inseguridad. Asimismo, los niños sobreprotegidos suelen ser más tímidos, miedosos, dependientes, nerviosos o inmaduros; no saben aceptar responsabilidades; les cuesta relacionarse con los demás; y pueden tener una personalidad débil.
Además, no tienen las herramientas necesarias para hacer frente a los problemas o dificultades,
inevitables en la vida, con lo que es menos probable que tengan éxito en su vida laboral y social.
Padres demasiado protectores
El aumento de la sobreprotección en la educación ha creado nuevos modelos de madres y padres. Son
los llamados mamás agenda (porque organizan todas las tareas del niño, lo que debe hacer y con
quién); los padres helicóptero (que sobrevuelan sin cesar encima de sus hijos); los padres apisonadora
(que allanan el camino de sus niños de dificultades); y los guardaespaldas (aquellos susceptibles a
cualquier crítica o comentario sobre sus hijos, aunque venga del profesor).
Evitar la sobreprotección
Es en la infancia cuando hay que potenciar la fortaleza de nuestros hijos. Los niños son capaces de hacer mucho más de lo que solemos pensar y si les permitimos que actúen con cierta autonomía, que iremos aumentando gradualmente según su edad, no dejarán de sorprendernos. Les vemos pequeños y les creemos incapaces o indefensos pero solo hay que darles la oportunidad de hacer algo para comprobar que pueden llegar a eso y mucho más.
Debemos ayudarles a desarrollar estrategias para enfrentarse a las dificultades y posibles problemas que les surjan en la vida, pero no resolvérselas; y procurar que aprendan a tomar decisiones con criterio y asumiendo sus consecuencias. Así, en el futuro, sabrán tomarlas ellos solos. Tratemos de aumentar su autonomía y darles cierto grado de libertad y responsabilidad, proporcional a su grado de madurez. Así, lograremos que sean personas independientes y seguras; descubrirán por sí mismos cuáles son sus posibilidades; y experimentarán situaciones de éxito que ayudarán a que su autoestima crezca.
Algunos consejos
- No intentes resolver siempre sus conflictos. Si tu hijo discute con un niño en el parque y observas que no hay peligro, deja que resuelva solo la disputa.
- De los errores también se aprende. Si está empeñado en hacer algo que es un error, déjale que lo
haga y compruebe por sí mismo las consecuencias. - Ayúdale siempre que te lo pida, pero nunca antes. Debe intentar hacer las cosas por sí solo.
- No controles todo lo que haga y diga, déjale cierto espacio y libertad.
- No le atosigues ni le persigas por el parque por miedo a que se caiga y se haga daño.
- Deja que tome sus propias decisiones en asuntos que le atañen y son propios de su edad.
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