Antonio Muñoz Molina. ‘Un andar solitario entre la gente’
Aunque en la contraportada del libro se sugiere que el lector se encuentra ante una novela, ‘Un andar solitario entre la gente’ apunta más a lo que podría ser un dietario, bajo la inspiración de las creaciones modernistas en prosa de Joyce o Dos Passos, pero en esta contemporaneidad posmoderna. Estamos pues ante un collage, un alboroto de voces que discurren al albur del paseante protagonista que incorpora notas de manera fragmentaria, sin trama, articulada mediante secciones cuyos títulos son frases extraídas de la atmósfera mediática. Es la novela de un paseante que recorre Madrid o Nueva York, pero también París o Lisboa; que transcribe conversaciones callejeras o fragmentos tomados de los medios de comunicación, pero también fantasea con los grandes nombres de la tradición literaria en torno a la idea de ciudad o se va encontrando con un personaje fantasmagórico que le anima a imaginar el gran poema de hoy como una acumulación de residuos.
Es el paseo aislado de quien no señala la ciudad en la que se encuentra porque todas pueden ser la misma en esta incomunicación en la que residimos cuando todo lo no que no es propio ya no sólo resulta ajeno sino extraño, como de otra dimensión. Esa atmósfera misántropa frente a un mundo saturado de mensajes publicitarios y mediáticos, tan difíciles de distinguir, discurre en toda la obra. Un andar solitario entre la gente’ transmite el extrañamiento del protagonista ante la ciudad contemporánea que no reconoce. Es una novela hecha de celebración y denuncia: la denuncia del ruido extremo del capitalismo, de la conversión de todo en mercancía y basura; y la celebración de la belleza y la variedad del mundo, de la mirada ecológica y estética que recicla la basura en fertilidad y arte. Una novela compleja, plena de referencias literarias (Baudelaire, Allan Poe, Pessoa, Camoes, Benjamin, Melville), con el estilo literario inconfundible de Muñoz Molina.
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